martes, 5 de abril de 2011

A través del espejo

Hemos leído con gran interés el artículo recientemente publicado en papel de Duñabeitia et al. en la revista Neuroimage (54: 3004–3009), Through the looking-glass: Mirror reading, el cual ha tenido un gran eco en diferentes medios a raíz de la publicación de la noticia por el SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas) y enorme repercusión más allá de nuestras fronteras.
Sabíamos de antemano que algunas poblaciones de neuronas en la corteza inferotemporal de monos y del complejo occipital lateral del ser humano son selectivas para la orientación de la imagen y poder responder tanto a un estímulo original como a su version en espejo. Esto es fundamental para la supervivencia desde un punto de vista filogenético: un tigre es una amenaza igualmente desde su perfil derecho o izquierdo (Rollenhagen & Olson in Science, 2000); pero puede representar una desventaja cuando el objeto a reconocer es una palabra o una letra. De este modo, ya Dehaene propuso que este proceso generalizado de la visión especular debía ser inhibido, al menos en parte, durante la lectura, pero en sus recientes trabajos de imagen con Resonancia Magnética Funcional (2010) los resultados obtenidos de la activación de palabras en espejo no se correspondían con las de las palabras orientadas normalmente.
Lo novedoso del trabajo ahora publicado por este grupo del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje (BCBL) ha sido la utilización de una técnica denominada Event-Related Potentials que mide por medio de electroencefalografía la actividad del cerebro durante una percepción.



Así, pudieron comprobar en 27 participantes (diestros) frente a una pantalla de un ordenador en el cual se le presentaban las palabras en espejo durante 50 milisegundos y posteriormente la palabra adecuadamente orientada, que la actividad cerebral no difería en ambas situaciones. Esto es interpretado por los autores como que el cerebro percibe perfectamente una palabra en espejo y es capaz de "leerla", si bien en un adulto con la lecto-escritura perfectamente automatizada, esto resulta irrelevante y rápidamente es descartada por el propio cerebro.
En declaraciones al SINC, el propio Duñabeitia explica: Estos resultados abren un nuevo campo en el estudio de efectos de rotación involuntaria de letras y palabras en individuos con dificultades asociadas a la lectura (dislexia) o la escritura (disgrafia), y añade: ahora sabemos que rotar las letras no es problema exclusivo de algunos disléxicos, ya que toda persona lo hace de modo natural e inconsciente, pero lo que hay que entender es por qué los normolectores pueden inhibirlo y algunas personas con dificultades en lectoescritura no.
Sin duda alguna, una nueva vía interesante que debe ser explorada.

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